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Las operaciones de rescate han cobrado protagonismo tras el paso del Huracán Helene. Los funcionarios han reportado que "más de 200 personas han sido rescatadas de las aguas inundadas en Carolina del Norte" [NBC News], subrayando la urgente necesidad de ayuda en las zonas más afectadas. La situación es crítica; se han encontrado individuos atrapados en techos, como es el caso de la familia de Jessica Drye Turner, que se encontraba "rodeada por aguas crecientes" [LiveNOW from FOX] sin posibilidad de recibir ayuda a tiempo. Equipos de búsqueda y rescate, en colaboración con FEMA, han sido desplegados de manera extensiva, con informes que indican que "más de 600 rescates" [Peter Laurence, BBC.com] se han llevado a cabo en el sureste de los Estados Unidos.
No obstante, los obstáculos que enfrentan los rescatistas son colosales. Con "puentes arrastrados y carreteras cubiertas de escombros" [The Times of India], acceder a quienes requieren asistencia ha resultado ser una tarea formidable. En el Condado de Unicoi, Tennessee, los servicios de emergencia llevaron a cabo rescates dramáticos en helicóptero de pacientes atrapados en los techos de hospitales, ilustrando las condiciones extremas a las que se enfrentan los primeros respondedores. Tal como comentó el presidente Biden, la devastación ha sido "abrumadora" [Peter Laurence, BBC.com], enfatizando la magnitud de las operaciones de rescate en curso.
Además, el costo emocional para las familias que aguardan noticias de sus seres queridos es palpable. Superados por las inundaciones, los residentes han recurrido a las redes sociales, publicando súplicas desgarradoras de ayuda. Un afectado compartió: "No tenemos energía ni servicio celular, pero nos tenemos los unos a los otros" [The Times of India], ejemplificando el espíritu comunitario ante la adversidad. Sin embargo, las dificultades de comunicación han complicado aún más los esfuerzos de rescate, dejando a muchas familias ansiosas y desesperadas por información.
La devastación provocada por el Huracán Helene ha sido calificada como "devastación bíblica" [Peter Laurence, BBC.com] en numerosas regiones, especialmente en Carolina del Norte, donde el gobernador Roy Cooper declaró: "Esta tormenta ha traído una devastación catastrófica al oeste de Carolina del Norte, de proporciones históricas." [Peter Laurence, BBC.com] Las comunidades han quedado irreconocibles, con inundaciones y deslizamientos de tierra que han arrasado hogares e infraestructura. En Asheville, la escena era desoladora; un residente recordó: "El salón fue completamente destruido. Parece que el agua llegó hasta unos cinco pies dentro." [Peter Laurence, BBC.com]
A medida que emergen nuevos informes, la magnitud total de los daños se va haciendo cada vez más evidente. "Más de 400 carreteras están cerradas en el estado" [Peter Laurence, BBC.com], dificultando gravemente los desplazamientos y aislando a muchas comunidades. En Cedar Key, Florida, los funcionarios señalaron que "varias casas de madera de colores pasteles fueron destruidas por oleadas de tormenta récord" [Al Jazeera English], ilustrando la drástica transformación de una comunidad antes vibrante ahora convertida en ruinas. Se prevé que el costo económico sea asombroso, con estimaciones preliminares que sugieren que los daños podrían alcanzar "entre 95 mil millones y 110 mil millones de dólares", una cifra desalentadora para los esfuerzos de recuperación.
Este nivel de devastación ha impulsado debates sobre la preparación y resiliencia futuras. Tanto expertos como funcionarios abogan por una infraestructura mejorada y protocolos de emergencia para gestionar de manera más efectiva tormentas de tal magnitud. Como han expresado con profundo sentimiento los líderes locales: "Vimos cómo nuestra ciudad fue destrozada" [The Times of India], un sentimiento que resuena profundamente entre los afectados.
Tras la tormenta, los cortes de energía han impactado a millones. Según los últimos informes, "más de 2.5 millones de clientes de servicios públicos, hogares y negocios que se extienden desde Florida hasta Virginia permanecen sin energía" [NBC News], generando interrupciones significativas en la vida cotidiana. Los cortes generalizados han dejado a las comunidades luchando por recursos, ya que muchas tiendas de comestibles y estaciones de gasolina están cerradas, lo que lleva a largas filas en aquellas que permanecen operativas. "Apenas queda algún lugar abierto para conseguir comida o suministros" [The Times of India], lamentó un residente en Georgia, destacando la necesidad urgente de asistencia.
No obstante, en medio de estos desafíos, emergen historias de resiliencia comunitaria. Los vecinos se han unido, compartiendo recursos y apoyándose mutuamente. En Carolina del Norte, un residente observó: "Ves lo mejor en las personas durante los peores momentos" [The Times of India], capturando el espíritu indomable de quienes han sido afectados. Los voluntarios se han movilizado para establecer estaciones de ayuda que ofrecen comida, agua y suministros esenciales, demostrando un esfuerzo colectivo por reconstruir y apoyarse mutuamente.
A medida que estas comunidades inician el arduo camino hacia la recuperación, persiste la necesidad de asistencia. El presidente Biden ha activado declaraciones de emergencia y enfatizado que "no se escatiman recursos" [NBC News] para ayudar a los afectados. El camino hacia la recuperación será largo, pero el compromiso de apoyarse mutuamente sigue siendo fuerte, con los residentes afirmando: "Reconstruiremos. Este es nuestro hogar."