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El asesinato de Hassan Nasrallah ha dejado a Hezbollah en una situación delicada, despojando a la organización de su líder más influyente. "Su muerte debilitará pero no eliminará el movimiento", sostienen los analistas, advirtiendo sobre una posible lucha interna por el poder mientras Hezbollah busca un sucesor. El candidato inmediato, Hashem Safieddine, podría carecer del carisma y de la visión estratégica que caracterizaban a Nasrallah, lo que plantea serias dudas sobre la capacidad del grupo para mantener su cohesión y eficacia militar. "El golpe a la moral será monumental para Hezbollah" [NPR], afirmó un experto, indicando que la operatividad del grupo ha sufrido un retroceso significativo.
Tras el asesinato, se intensifican las especulaciones sobre la dirección estratégica que tomará Hezbollah. "El nivel de shock en Hezbollah es incalculable" [NPR], señaló el analista de seguridad Amer Al Sabaileh, subrayando la naturaleza inesperada de la prolongada campaña militar de Israel contra la organización. Con varios comandantes de alto rango entre las víctimas, Hezbollah enfrenta el desafío de responder de manera efectiva para sostener su influencia tanto en Líbano como en la región. "La estructura de toma de decisiones ha sido efectivamente decapitada", comentó otro analista, planteando preocupaciones sobre las capacidades de mando y control de Hezbollah en futuros enfrentamientos.
A medida que el grupo atraviesa esta fase de transición, aumentan las posibilidades de discordia interna. "Los planes de sucesión de Hezbollah son opacos", comentó Nick Blanford, sugiriendo que el proceso de elección de un nuevo líder estará repleto de dificultades. La ausencia de Nasrallah, quien fungía tanto como comandante militar como figura política, podría dar paso a luchas internas entre facciones que compiten por el poder. "El nuevo liderazgo deberá establecer rápidamente su legitimidad", advirtieron los expertos, ya que la capacidad del grupo para contrarrestar a Israel está bajo un intenso escrutinio.
Las repercusiones regionales del asesinato de Nasrallah también afectan a Irán, el principal patrocinador de Hezbollah. "Irán buscará alguna forma de revertir la situación y recuperar algo de prestigio" [NPR], observó Sanam Vakil, indicando que la influencia de Teherán ahora se encuentra en una posición comprometida. Es probable que los líderes iraníes estén reevaluando sus estrategias en la región, especialmente en relación con su denominado 'Eje de Resistencia', que incluye a Hezbollah, Hamás y otras facciones militantes. "Este eje no ha demostrado ser efectivo", señaló Vakil, aludiendo a las dificultades para disuadir a Israel.
La respuesta de Irán ante la muerte de Nasrallah será decisiva. "La sangre del mártir no quedará sin venganza" [Nabih Bulos, Los Angeles Times], declaró el Líder Supremo iraní, el Ayatollah Ali Khamenei, sugiriendo una posible escalada de hostilidades. A medida que Teherán contempla sus siguientes pasos, el riesgo de un conflicto más amplio se hace palpable, especialmente si decide intervenir de manera más manifiesta en apoyo a Hezbollah. "La guerra a gran escala, temida durante casi un año, podría extenderse por la región" [Dominic Waghorn, Sky News], advirtieron los analistas mientras las tensiones se intensifican en todo el Medio Oriente.
Además, la capacidad de Irán para reemplazar la influencia de Nasrallah sigue siendo incierta. "La pérdida de Nasrallah representa, sin duda, un duro golpe para Irán, incluso mayor que la muerte de Soleimani", comentó un experto, enfatizando que las capacidades operativas y la legitimidad política de Hezbollah están ahora gravemente comprometidas. "La cohesión y la influencia de Hezbollah podrían enfrentar serias dificultades para perdurar", añadieron, mientras la organización navega por el complejo panorama que ha dejado el asesinato de Nasrallah.
El asesinato de Nasrallah trae consigo importantes ramificaciones para la política exterior de Estados Unidos en el Medio Oriente. El presidente Biden describió el ataque como "una acción de justicia para sus numerosas víctimas" [Ariana Baio, The Independent], reafirmando el apoyo de EE. UU. a las acciones de Israel contra Hezbollah. "El objetivo de EE. UU. ahora es desescalar ambos conflictos en Gaza y Líbano a través de medios diplomáticos", afirmó Biden, indicando un compromiso sostenido para buscar una resolución pacífica.
No obstante, los funcionarios estadounidenses expresan su preocupación por el potencial incremento de la violencia. "La Casa Blanca se está preparando para las repercusiones del ataque", informan los analistas, mientras monitorean signos de represalias por parte de Irán o sus aliados. Los esfuerzos diplomáticos actuales, destinados a negociar un alto el fuego, podrían resultar desafiantes, dados los crecientes niveles de tensión entre Israel y Hezbollah. "Las posibilidades de alcanzar un acuerdo negociado parecen escasas", advirtió un experto, mientras ambas partes se preparan para posibles enfrentamientos militares.
A medida que la situación evoluciona, Estados Unidos debe manejar con destreza sus relaciones tanto con Israel como con el mundo árabe en general. "Los acontecimientos recientes subrayan las complejidades del compromiso de EE. UU. en la región", afirmaron analistas de política exterior, enfatizando la necesidad de un enfoque equilibrado que aborde las preocupaciones de todas las partes interesadas. "Un renovado enfoque en la diplomacia será fundamental para prevenir una mayor escalada", concluyeron, mientras la región se encuentra al borde de una posible crisis.