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La situación a lo largo de la frontera entre Líbano e Israel se ha vuelto cada vez más inestable tras el reciente asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah. A medida que las tensiones se intensifican, funcionarios israelíes han dejado entrever la posibilidad de una invasión terrestre, con un alto cargo expresando su "esperanza" de que tales medidas no sean necesarias, a pesar de los evidentes preparativos militares en curso. El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reafirmó su compromiso de "hasta la victoria" [الحرة] durante su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo que ha generado inquietud sobre las posibles consecuencias de acciones militares.
Adicionalmente, las fuerzas israelíes han comenzado a movilizarse a lo largo de la frontera, lo que ha llevado a los analistas a advertir que una invasión terrestre podría avivar aún más el conflicto. El analista estadounidense Paulo Van Chirac comentó: "La muerte de Nasrallah ha aumentado el apetito de Netanyahu" para desmantelar las capacidades militares de Hezbollah, subrayando la alta apuesta en juego. Sin embargo, las opiniones dentro de Israel permanecen divididas respecto al momento y la necesidad de una operación terrestre.
Este debate interno es reflejado por el analista libanés Hassan Mneimneh, quien señaló que "no hay consenso en Israel sobre la decisión de una invasión terrestre" [الحرة], enfatizando los riesgos inherentes a tal acción. Mneimneh destacó que, si bien la movilización militar sugiere una postura agresiva, la decisión final sigue siendo incierta debido a las diferentes opiniones dentro del liderazgo israelí.
A medida que el conflicto se intensifica, Estados Unidos ha reiterado su apoyo incondicional a Israel, al tiempo que insta a la moderación. El Presidente Joe Biden declaró: "Es hora de un alto el fuego en Líbano" [الحرة], enfatizando la preferencia por soluciones diplomáticas en lugar de la escalada militar. Existen preocupaciones de que un conflicto más amplio podría desestabilizar aún más la región, como lo expresó el Secretario de Estado, Antony Blinken, quien advirtió sobre las consecuencias catastróficas de una guerra a gran escala.
El Pentágono también ha estado activo en este asunto, con el Secretario de Defensa, Lloyd Austin, afirmando: "Estamos decididos a prevenir que Irán y los grupos que apoya exploten la situación en Líbano", subrayando un compromiso no solo con el derecho de Israel a la autodefensa, sino también para evitar una escalada regional. Esta estrategia dual ilustra el intrincado equilibrio de intereses de EE. UU. en la zona, entrelazando el apoyo a un aliado con la necesidad de mantener la estabilidad regional.
Por otro lado, Estados Unidos ha tomado medidas de precaución para proteger a su personal en la región. El aumento de la actividad militar ha llevado a EE. UU. a aconsejar al personal no esencial de la embajada y a sus familias que evacuen Líbano, lo que representa una clara señal del potencial de un incremento en la violencia. "El personal no esencial de la embajada en Beirut debe abandonar Líbano de inmediato con sus familias" [اليوم السابع], constituye un recordatorio contundente de la gravedad de la situación mientras las tensiones continúan elevándose.
Las operaciones militares en curso han tenido severas repercusiones para los civiles, con informes que indican un alto costo en términos de bajas y desplazamientos. El Ministerio de Salud libanés ha reportado más de 1,600 muertes y miles de heridos desde que estallaron las hostilidades, resaltando la crisis humanitaria que se desarrolla mientras "el movimiento de desplazamiento" [الجزيرة نت] se intensifica en toda la región. Muchos ciudadanos libaneses están abandonando sus hogares en medio de los constantes bombardeos israelíes y la inminente amenaza de invasiones terrestres.
Además, las implicaciones económicas son graves, con el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo advirtiendo que la escalada de la situación podría agravar las ya precarias crisis políticas y económicas de Líbano. "Los acontecimientos en escalada en el Medio Oriente exacerbarán la crisis política y económica en Líbano" [الحرة], sirve como un recordatorio sombrío de cómo los conflictos militares pueden desestabilizar economías y llevar a repercusiones regionales más amplias.
En un llamado a la intervención internacional, el Primer Ministro libanés, Najib Mikati, ha instado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a actuar con rapidez para asegurar la retirada de las fuerzas israelíes y detener las violaciones en curso. "He llamado al Consejo de Seguridad de la ONU a tomar medidas inmediatas", encapsula la urgente necesidad de iniciativas diplomáticas para prevenir más pérdidas de vidas y restaurar la estabilidad en la región.