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En un giro inesperado, Moody's ha reducido la calificación crediticia de Israel de A2 a Baa1, lo que implica una alteración significativa en la salud financiera de la nación. Esta decisión ha sido calificada por algunos como "un ataque financiero sin precedentes" [מעריב און ליין], lo que refleja una creciente inquietud respecto a la gestión económica del gobierno. El informe de la agencia de calificación subraya una "falta de confianza en la política económica y su liderazgo", sugiriendo el inicio de una posible crisis de confianza entre los inversores.
Los especialistas advierten que esta degradación podría resultar en un aumento de los costos de endeudamiento para el gobierno. Tal como indicó un comentarista, "La rebaja, que también será seguida por las agencias de calificación S&P y Fitch, incrementará el costo de la recaudación de capital para el estado en más de siete mil millones de shekels al año." [מעריב און ליין] Estas cargas financieras podrían desencadenar efectos en cadena sobre los servicios públicos, como salud y educación, obligando al gobierno a reestructurar sus fondos para cumplir con sus obligaciones de deuda.
Asimismo, las implicaciones políticas son notables. Los opositores al gobierno están aprovechando esta coyuntura para exigir responsabilidades. Así lo expresó un periodista: "Estoy llamando en este momento a todos los ministros del gobierno a exigir el cese del ministro de finanzas," [מעריב און ליין] sugiriendo que la paciencia del público con el liderazgo actual podría estar agotándose.
La respuesta de la ciudadanía a la degradación ha sido intensa, con protestas que han estallado en diversas localidades del país. "La gente ha salido a las calles porque no tendrá nada que comer," [מעריב און ליין] enfatiza la desesperación que siente una gran parte de la población a medida que el costo de vida continúa aumentando. Este sentimiento se ve acentuado por la inquietud de que la inacción del gobierno podría agravar la crisis económica.
En respuesta a la rebaja, funcionarios como el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich han intentado calmar a los ciudadanos. Smotrich afirmó, "La economía de Israel está soportando la carga de la guerra más larga y costosa en la historia del país." [מודיעין ניוז] Sin embargo, el escepticismo persiste en cuanto a la capacidad del gobierno para gestionar eficazmente estos retos, especialmente en el contexto de la reciente agitación política.
Además, la desconexión entre las promesas oficiales y la experiencia cotidiana de la población ha alimentado un aumento de la desconfianza. Los críticos argumentan que "el cambio de régimen no ha desaparecido," [מעריב און ליין] lo que indica que las controversias políticas en curso están socavando la estabilidad económica y la confianza de los inversores.
Los mercados financieros han respondido abruptamente a la degradación, con analistas anticipando volatilidad en los mercados de acciones y bonos. Un experto financiero observó: "Las acciones de doble cotización están regresando de la negociación en Wall Street con precios en declive," [Bizportal] lo que refleja que los inversores se están preparando para posibles pérdidas a medida que las repercusiones de la degradación se hacen evidentes.
A pesar de esta turbulencia, algunos analistas sugieren que el mercado podría estabilizarse con el tiempo. "La calificación puede volverse irrelevante en el contexto de la nueva realidad," [Bizportal] sugiriendo que factores más allá de las calificaciones crediticias, incluidos los desarrollos geopolíticos, podrían desempeñar un papel crucial en la configuración de las dinámicas del mercado.
De cara al futuro, el camino hacia la recuperación parece estar plagado de obstáculos. "Si la guerra concluye con un acuerdo cercano," [שרון כידון, ynet ידיעות אחרונות] podrían surgir oportunidades para la revitalización económica, pero el cronograma para tales cambios sigue siendo incierto. Tanto los inversores como los ciudadanos estarán atentos a cómo el gobierno navega esta compleja situación.