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Los informes sugieren que Israel se encuentra en condiciones de iniciar "operaciones terrestres limitadas en Líbano." [עמיחי שטיין, כאן | תאגיד השידור הישראלי] Funcionarios estadounidenses han indicado que "operaciones de pequeña escala pueden haber comenzado o estar a punto de iniciarse en Líbano para desactivar posiciones de Hezbollah." [כלכליסט] Este desarrollo sugiere un enfoque táctico orientado a reducir las capacidades de Hezbollah, manteniendo al mismo tiempo una estrategia meditada respecto a la escalada militar.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han estado llevando a cabo ataques aéreos de manera activa, y se han reportado que "las IDF han bombardeado decenas de posiciones terroristas en Líbano en las últimas horas." [יואב זיתון, ynet ידיעות אחרונות] Estos ataques aéreos forman parte de una estrategia más amplia destinada a socavar la infraestructura militar de Hezbollah. La intención de llevar a cabo operaciones terrestres limitadas refleja el deseo de evitar un conflicto de gran envergadura, que podría provocar una respuesta regional más amplia.
Como señaló el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, "No nos detendremos; seguimos atacando y continuamos golpeándolos en todas partes." Este compromiso con la acción militar sostenida resalta la urgencia que siente el liderazgo israelí para hacer frente a las amenazas percibidas por parte de Hezbollah tras las recientes escaladas.
La administración estadounidense ha expresado inquietudes sobre la estrategia militar de Israel. Los informes indican que "Israel rechazó una propuesta de alto el fuego presentada por la Unión Europea", lo que subraya una posible fractura entre los esfuerzos diplomáticos de EE. UU. y las decisiones militares de Israel. Esta situación plantea interrogantes sobre la eficacia de la influencia estadounidense en la región, especialmente en un momento en que Israel persiste en tácticas agresivas.
Asimismo, fuentes sugieren que el Secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, estaba "explotando de rabia" al enterarse del asesinato selectivo del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, sin aviso previo. Esta reacción ilustra el delicado equilibrio que EE. UU. debe mantener al respaldar a Israel, al tiempo que aboga por la estabilidad en la región. La llamada de la administración Biden a un alto el fuego refleja un deseo de evitar una mayor escalada.
Como afirmó el Presidente Biden, "Es hora de un alto el fuego," enfatizando la necesidad de soluciones diplomáticas en medio de las crecientes tensiones. El desafío para EE. UU. radica en gestionar su relación con Israel mientras aborda las implicaciones más amplias de las acciones militares en Líbano.
La posibilidad de operaciones terrestres limitadas en Líbano surge en un contexto de dinámicas regionales en transformación. Analistas advierten que "si la lucha se detiene en esta fase, Irán podría restaurar las capacidades de Hezbollah," sugiriendo que una cesación en las acciones militares israelíes podría alentar a Hezbollah y a sus patrocinadores iraníes. Esto presenta un escenario inestable para Israel, que debe sopesar las ventajas de una acción militar inmediata frente a la necesidad de estabilidad regional a largo plazo.
Además, los preparativos militares en curso han suscitado una mayor vigilancia entre las comunidades locales. Residentes cercanos a la frontera han reportado "movimientos militares inusuales en la zona," indicando un estado de alerta ante un posible conflicto. Esta situación no solo afecta la estrategia militar, sino que también impacta la vida cotidiana de los civiles en la región, quienes enfrentan la incertidumbre ante el aumento de la violencia.
En resumen, los acontecimientos en torno a las posibles acciones militares de Israel en Líbano ponen de manifiesto una compleja interacción entre estrategia militar, relaciones diplomáticas y estabilidad regional. A medida que la situación continúa evolucionando, la comunidad internacional observa con atención, esperando una resolución que priorice la paz y la seguridad para todas las partes implicadas.