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El pasado viernes, Moody's anunció una rebaja notable en la calificación crediticia de Israel, pasando de A2 a Baa1, un cambio que muchos analistas consideran inesperado e inevitable, dadas las circunstancias políticas actuales. "La doble y dramática rebaja por parte de Moody's durante el fin de semana debía provocar que el Ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, convocara una discusión urgente con el tesoro", subrayando así la urgencia de la situación. Esta modificación coloca a Israel al nivel de economías como Kazajistán y Perú, lo que despierta preocupaciones sobre la inversión y la estabilidad económica.
La rebaja no solo resalta los efectos inmediatos de los conflictos militares en curso, sino que también indica problemas estructurales más profundos dentro del gobierno. El exdirector de presupuesto, Uri Yogev, declaró: "La gestión económica durante el período de guerra e incluso antes ha sido muy ineficaz" [שרון כידון, ynet ידיעות אחרונות], lo que refleja una carencia de supervisión adecuada. Las consecuencias son evidentes: sin reformas significativas y un enfoque fiscal prudente, Israel se enfrenta a un riesgo elevado de inestabilidad financiera.
Asimismo, esta rebaja ha provocado una reacción en cadena en los mercados financieros, con muchos expertos anticipando un aumento considerable en los costos de endeudamiento. "La rebaja enfatiza la disminución de la confianza de las agencias de calificación en la capacidad de Israel para gestionar los riesgos económicos y políticos actuales" [נמרוד בוסו, מרכז הנדל"ן], lo que subraya la necesidad urgente de una respuesta económica estratégica por parte del gobierno.
Las reacciones de los funcionarios del gobierno han sido diversas, con algunos minimizando la importancia de la rebaja. El Ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, expresó: "No estoy preocupado por la rebaja; no me molesta" [שלמה טייטלבאום, כלכליסט], proyectando una actitud de confianza a pesar de los alarmantes desarrollos. Sin embargo, este optimismo ha sido criticado por analistas económicos, quienes argumentan que tal indiferencia podría tener graves repercusiones para la política económica y la confianza de los inversores.
Los críticos también han señalado que la inacción del gobierno en relación con cuestiones urgentes, como las reformas judiciales en curso y las estrategias militares, ha exacerbado la situación. "Una parte significativa del informe de Moody's se refiere al hecho de que también estamos manejando la parte militar bastante bien" [שרון כידון, ynet ידיעות אחרונות], sugiriendo que, aunque las operaciones militares pueden ser gestionadas de manera competente, la administración económica ha fallado drásticamente.
Por otro lado, hay quienes abogan por medidas inmediatas para enfrentar la crisis. Expertos en economía sostienen que, a falta de un plan integral para el presupuesto de 2025 que contemple reformas estructurales, "La guerra y la realidad de seguridad cuestan dinero" [מעריב און ליין], lo que, en última instancia, impondrá una carga adicional sobre el contribuyente israelí.
De cara al futuro, las perspectivas económicas se mantienen inciertas. Si el gobierno no logra implementar las reformas necesarias, la amenaza de una prolongada recesión económica será inminente. "Las empresas no solo miran los 'hechos desnudos', sino cómo se comportan los tomadores de decisiones", enfatizando la importancia de la percepción en la recuperación económica. Los analistas advierten que una falta sostenida de confianza podría resultar en rebajas adicionales por parte de otras agencias como S&P y Fitch.
Sin embargo, si el gobierno adopta medidas decisivas, podrían surgir oportunidades de recuperación. "Si la guerra concluye con un acuerdo cercano, y se aprueba un presupuesto responsable con movimientos estructurales" [שרון כידון, ynet ידיעות אחרונות], se sugiere que un enfoque sensato podría estabilizar la economía y potencialmente mejorar la calificación crediticia a largo plazo.
En última instancia, el rumbo de la economía israelí dependerá en gran medida de la disposición del gobierno para participar en discusiones sinceras sobre la responsabilidad fiscal y las reformas estructurales. "La doble rebaja es una señal de advertencia económica", sirviendo como un recordatorio significativo del crítico momento que enfrenta actualmente la nación.