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La reciente determinación de Moody's de reducir la calificación crediticia de Israel de A2 a Baa1 constituye un punto de inflexión crucial para la economía del país. "Esta es la calificación más baja que se le ha otorgado a Israel, colocándolo en la misma categoría que países como Kazajistán, Perú y Bulgaria," [אייס] lo que resalta la gravedad de la situación. Esta rebaja, que se produce apenas cinco meses después de una reducción previa, pone de manifiesto las crecientes inquietudes sobre la estabilidad económica de Israel en medio del conflicto y la agitación política que persiste.
Los analistas advierten que esta rebaja podría traducirse en un incremento de los costos de financiamiento, lo que podría agravar el déficit gubernamental. "Se anticipa que un nuevo aumento en las tasas de interés alterará el panorama actual," [נמרוד בוסו, מרכז הנדל"ן] alertan los expertos financieros, sugiriendo que el encarecimiento del crédito podría desincentivar la inversión y obstaculizar la recuperación económica. Las repercusiones de esta decisión no son meramente teóricas; están destinadas a afectar la vida cotidiana de los ciudadanos, ya que el costo de vida podría experimentar un aumento debido a los mayores gastos de endeudamiento.
Adicionalmente, la reacción inmediata del mercado se ha caracterizado por la volatilidad, con fluctuaciones significativas en bonos y acciones israelíes. "La rebaja que provocará un incremento en los costos de financiamiento podría generar la necesidad de implementar medidas adicionales," lo que indica que el gobierno podría verse forzado a adoptar políticas de austeridad o incrementos impositivos para mitigar las consecuencias financieras.
La reacción de los líderes económicos israelíes ha oscilado entre la frustración y la urgencia. El Ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, expresó su incredulidad ante la rebaja, afirmando: "Necesitamos orar por esto en Rosh Hashaná," [כאן | תאגיד השידור הישראלי] lo que refleja un deseo colectivo de esperanza y acción para estabilizar la economía. Sus declaraciones subrayan la intención del gobierno de tranquilizar al público y a los inversores sobre su capacidad para navegar esta fase turbulenta.
Por otro lado, Hai Galis, CEO de BIG, criticó la evaluación de Moody's, describiendo a la agencia como "Una colección de burócratas y economistas de algún lugar que simplemente no comprenden que aquí hay un país fuerte." [אייס] Su defensa apasionada de la resiliencia económica de Israel captura un sentimiento más amplio entre los líderes empresariales que mantienen la fe en la capacidad de la nación para superar los desafíos actuales.
No obstante, no todas las reacciones han sido optimistas. Algunos expertos advierten que, sin reformas significativas, la situación podría deteriorarse aún más. "La rebaja de la calificación crediticia conducirá a un aumento en los costos de financiamiento de la deuda nacional, lo que profundizará el déficit," [נמרוד בוסו, מרכז הנדל"ן] sugiriendo un rumbo hacia la inestabilidad económica a largo plazo si no se toman medidas al respecto.
Las repercusiones de la rebaja trascienden el sector financiero inmediato; representan una amenaza grave para la industria de alta tecnología, un motor vital de la economía israelí. "La significativa rebaja de Moody's incrementará las tasas de interés sobre las inversiones extranjeras en alta tecnología israelí," [עדן בן זקן, Daily Maily אנשים ומחשבים] lo que podría desincentivar inversiones externas cruciales necesarias para la innovación y el crecimiento. Dada la dependencia del sector de alta tecnología de la financiación externa, un declive en la confianza de los inversores podría sofocar el progreso.
Además, la percepción general de la estabilidad económica de Israel ha sufrido un golpe. "La rebaja también tiene un efecto negativo general en la imagen de Israel," [כלכליסט] lo que podría llevar a los inversores internacionales a mostrarse reacios a comprometer capital. La perspectiva de una recesión prolongada podría agravar aún más los problemas existentes dentro de la economía nacional.
En última instancia, revertir esta tendencia depende de una gobernanza proactiva y de políticas económicas efectivas. "Es deber del gobierno decidir ahora sobre un proceso rápido para abordar este déficit," [נמרוד בוסו, מרכז הנדל"ן] subrayando la necesidad crítica de una acción urgente para enfrentar los desafíos subyacentes que enfrenta la economía. Los actores de diversos sectores están observando de cerca mientras el gobierno navega este complejo panorama.