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Los acontecimientos recientes han suscitado reacciones conmovedoras entre las familias que han padecido pérdidas en conflictos anteriores con Hezbollah. Liora Hasson, quien sufrió la muerte de su hijo Gai durante la Segunda Guerra del Líbano, expresó sus sentimientos contradictorios, afirmando: "Me alegra que lo hayan eliminado, pero solo puedo estar feliz cuando el eje del mal sea completamente destruido." [ynet ידיעות אחרונות] Su declaración encapsula un profundo anhelo de justicia, mitigado por el dolor persistente de la pérdida, poniendo de manifiesto la complejidad de las emociones que rodean estos eventos.
De manera similar, Tal Sheinbrom compartió un sentido de cierre tan ansiado, comentando: "Esto es algo que me ha acompañado personalmente y a la familia durante 18 años." [ynet ידיעות אחרונות] Esta reflexión resuena entre muchos que consideran que la eliminación de un adversario destacado puede representar una forma de retribución, aunque no logre borrar las profundas cicatrices que han dejado años de conflicto.
No obstante, no todas las reacciones son de celebración. Libi, viuda del Capitán Eli Alkrief, transmitió su ambivalencia, afirmando: "No voy a salir a bailar y no estoy repartiendo dulces." [ynet ידיעות אחרונות] Esto subraya la realidad de que, aunque las victorias militares puedan verse como necesarias, ofrecen poco consuelo a quienes aún están atrapados en el duelo.
Desde un enfoque militar, las recientes acciones de Israel se enmarcan como maniobras cruciales dentro de una estrategia a largo plazo contra Hezbollah. El Ministro de Defensa, Yoav Galant, calificó la operación como "una de las acciones de frustración más significativas en la historia de Israel", enfatizando la importancia crítica de estos ataques en la alteración de la dinámica de seguridad en la región.
Asimismo, el ejército israelí ha reiterado su compromiso de mantener estas operaciones, con la intención de "desmantelar las capacidades militares e infraestructura de Hezbollah en el Líbano." Esta estrategia proactiva no solo busca neutralizar amenazas inmediatas, sino también enviar un mensaje contundente a los adversarios sobre las repercusiones de la agresión contra Israel.
Sin embargo, los expertos advierten que, aunque estas acciones militares pueden debilitar temporalmente a Hezbollah, no abordan los problemas estructurales que alimentan el ciclo de violencia en curso. Como observó un comentarista, "Este intento de no calentar la zona... nos ha llevado a una realidad peor de lo que era antes."
En un contexto geopolítico más amplio, las reacciones al asesinato de Nasrallah han reverberado más allá de las fronteras de Israel. El presidente de EE. UU., Joe Biden, comentó: "Su muerte por un ataque aéreo es justicia para las muchas víctimas," [חרדים10] sugiriendo un reconocimiento internacional más amplio de las implicaciones que este evento tiene para la estabilidad regional.
Además, la respuesta de los líderes iraníes, quienes han clamado por "venganza" [ynet ידיעות אחרונות], indica que el asesinato podría intensificar las tensiones no solo entre Israel y Hezbollah, sino también involucrar la extensa red de apoyo de Irán en toda la región.
Este escenario subraya la fragilidad de la paz en Oriente Medio. Como articuló un analista, "La política que se basa únicamente en la lucha y los ataques militares no podrá cambiar el futuro para mis hijos en Oriente Medio." [ynet ידיעות אחרונות] Esta afirmación resalta la urgente necesidad de soluciones diplomáticas que complementen las estrategias militares.