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Recientes informes apuntan a que "Israel ha comenzado o está a punto de iniciar movimientos limitados a lo largo de la frontera con Líbano" [Elnashra.com], mientras los altos mandos militares evalúan la situación actual. Las Fuerzas de Defensa de Israel están movilizando tropas en la frontera norte, lo que alimenta las especulaciones sobre una posible "invasión terrestre limitada" [MTV Lebanon News] destinada a neutralizar las capacidades militares de Hezbollah. Un portavoz del ejército israelí enfatizó que, aunque los preparativos están en marcha, "la decisión de llevar a cabo una operación terrestre en Líbano aún no se ha tomado, pero el ejército está preparado para ello" [Elnashra.com].
Frente a estos acontecimientos, el cálculo estratégico se torna cada vez más evidente. Los analistas sostienen que las operaciones militares en curso cumplen una doble función: debilitar la fuerza militar de Hezbollah y restaurar la disuasión israelí tras enfrentar retrocesos significativos en conflictos anteriores. Un funcionario destacó que "continuar la operación militar en escalamiento en Líbano es crucial para que los residentes del norte puedan regresar a sus hogares de manera segura", subrayando la urgencia que sienten los líderes militares israelíes.
No obstante, los riesgos operacionales son considerables, con temores de que una incursión terrestre derive en un conflicto regional más amplio. Las preocupaciones sobre las bajas civiles son especialmente apremiantes, como lo indicara una evaluación estadounidense que advierte que "si Israel decide atacar el arsenal del partido, el daño civil será mayor al que se experimentó en la Franja de Gaza". Esta realidad añade una capa de complejidad a las decisiones militares que deben tomarse.
En respuesta a la postura militar adoptada por Israel, Hezbollah ha manifestado su compromiso de "continuar enfrentando al enemigo y apoyar a Gaza y Palestina, además de defender Líbano". La muerte de su líder, Hassan Nasrallah, ha sin duda alterado el panorama, pero los analistas coinciden en que Hezbollah aún cuenta con capacidades militares significativas. Como se indicó en un análisis reciente, "Hezbollah todavía posee líderes capacitados y muchos de sus activos más poderosos, incluidos misiles guiados de precisión".
Este escenario representa un desafío formidable para Israel, que arriesga subestimar la resiliencia de Hezbollah a su propio costo. Con la posibilidad de represalias contra objetivos israelíes, la atmósfera se encuentra cargada de tensión. Un analista comentó que "Hezbollah casi con certeza responderá al asesinato de Nasrallah, lo que podría aumentar la probabilidad de un conflicto a gran escala".
Además, las implicaciones regionales de este conflicto son profundas. La intervención de Irán es significativa, dado que Teherán podría optar por actuar si percibe una amenaza hacia su aliado, Hezbollah. Un funcionario estadounidense señaló que "Irán intervendrá en el conflicto si considera que está a punto de perder a Hezbollah". Esto establece un escenario precario, donde escaramuzas locales podrían detonar hostilidades más extensas en la región.
La comunidad internacional sigue con atención estos desarrollos, con Estados Unidos expresando preocupaciones sobre una posible invasión terrestre. Informes indican que "Washington advierte que una incursión terrestre en Líbano podría salir mal" [alqudsnews.net]. Esta advertencia resalta la delicada red de intereses que EE. UU. debe navegar, especialmente en el contexto de sus alianzas en la región.
A medida que Israel continúa evaluando sus opciones militares, las implicaciones geopolíticas más amplias serán fundamentales para definir el futuro de este conflicto. La crisis humanitaria en Líbano agrava la situación, exigiendo atención internacional urgente. Un funcionario de la ONU comentó que "los civiles deben ser protegidos y sus necesidades básicas atendidas, ya sea que decidan huir o quedarse".
Conforme la situación avanza, resulta esencial que todas las partes implicadas ejerzan moderación y busquen caminos hacia la desescalada. La posibilidad de un conflicto más amplio persiste, con altas apuestas tanto para Israel como para Hezbollah mientras navegan por este paisaje volátil.