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Con el aumento de las operaciones militares de Israel contra Hezbollah, la atención se dirige a las implicaciones estratégicas de una posible invasión terrestre. "En Líbano, continuamos con operaciones específicas, ya que debilitan al enemigo en la mayor medida posible" [Elnashra.com], afirmaron funcionarios militares israelíes, subrayando el objetivo de reducir la capacidad de combate de Hezbollah. Analistas han indicado que una operación terrestre limitada podría ser considerada, con uno de ellos señalando: "Existe un consenso dentro del sistema político israelí para llevar a cabo una invasión terrestre limitada en Líbano." Este consenso representa un cambio significativo en la estrategia israelí, reflejando tanto la preparación militar como un frente político unificado respecto a posibles acciones.
Además, los preparativos del ejército israelí suscitan interrogantes sobre la efectividad de una incursión terrestre. "Las operaciones israelíes han debilitado a Hezbollah como organización" [الجزيرة نت], un sentimiento respaldado por múltiples fuentes, resalta el daño considerable infligido en el liderazgo e infraestructura del grupo. No obstante, persisten inquietudes sobre la resiliencia de Hezbollah, especialmente dado su "potencial militar que oscila entre 20,000 y 25,000 combatientes" [Lebanon24]. El equilibrio de poder continúa siendo frágil, obligando a Israel a sopesar los beneficios potenciales frente a los riesgos de una mayor escalada.
Asimismo, los analistas subrayan el contexto histórico de las operaciones terrestres israelíes en Líbano. La idea de "renovar lo que Israel solía denominar el cinturón de seguridad" [alqudsnews.net] plantea dilemas éticos y posibles reacciones de la comunidad internacional. La realidad es que cualquier acción militar tendrá profundas repercusiones, no solo para Israel y Hezbollah, sino también para la estabilidad regional en su conjunto.
La situación en desarrollo ha atraído la atención de Estados Unidos, que juega un papel crucial en los asuntos regionales. Comunicaciones recientes indican que "el presidente de EE.UU., Joe Biden, advirtió a Netanyahu que el asesinato de Nasrallah podría desatar una guerra regional." Esta advertencia resalta el delicado equilibrio que EE.UU. busca mantener mientras extiende su apoyo a Israel. La posibilidad de un conflicto más amplio pesa considerablemente sobre Washington mientras navega por las complejidades de las acciones militares israelíes.
Además, EE.UU. ha incrementado su presencia militar en la región, con funcionarios declarando: "Los Estados Unidos han enviado defensas aéreas para proteger a Israel." [الجزيرة نت] Este despliegue enfatiza el compromiso de la administración con la seguridad israelí, al tiempo que busca disuadir una escalada adicional. Esta dualidad de proporcionar apoyo mientras se ejerce cautela refleja una aguda conciencia de la naturaleza volátil del conflicto entre Israel y Hezbollah.
Con el avance de los esfuerzos diplomáticos, la necesidad de moderación se vuelve apremiante. "Washington advirtió que una invasión terrestre de Líbano podría tener consecuencias contraproducentes" [الجزيرة نت], lo que indica un deseo de evitar una guerra regional más amplia. La interacción entre la preparación militar y las negociaciones diplomáticas pone de manifiesto la complejidad de la situación, que requiere una cuidadosa navegación por parte de todas las partes implicadas.
En respuesta a los intensos ataques israelíes, la reacción de Hezbollah sigue siendo un elemento crítico en esta narrativa en evolución. "Hezbollah puede necesitar tiempo para responder", sugiere que, aunque el grupo ha sufrido pérdidas significativas, aún mantiene capacidades operativas. El reciente asesinato de su líder, Hassan Nasrallah, representa tanto un desafío como una oportunidad para Hezbollah, que busca reagruparse y recalibrar su estrategia.
El potencial militar de Hezbollah no ha sido completamente aniquilado; "el partido cuenta con más de 150,000 cohetes y misiles" [Lebanon24], lo que subraya su continua amenaza a la seguridad israelí. Los analistas advierten que, a pesar de los reveses, Hezbollah tiene la capacidad de "dirigirse a cualquier instalación estratégica en Israel" [alqudsnews.net], complicando el cálculo militar de Israel y aumentando las apuestas para cualquier ofensiva terrestre.
Además, las implicaciones más amplias de este conflicto trascienden las fronteras de Líbano e Israel. "Las preocupaciones sobre la posibilidad de que el conflicto se descontrole" [فرانس 24 / FRANCE 24] son cada vez más evidentes, ya que las consecuencias de los enfrentamientos militares podrían incitar a actores regionales, en particular a Irán, a intervenir. Este potencial de escalada subraya el frágil estado de paz en la región y las profundas consecuencias que un movimiento mal calculado podría acarrear.